Virtualidad y educación

                            Ivonne Jiménez /  Trabajadores de la Edición

La pandemia provocada por la enfermedad covid-19 ha tenido efectos a nivel mundial, provocando el cierre de actividades y escuelas desde mediados de marzo de 2020. México no es la excepción, teniendo que recurrir al cierre de todas las actividades no esenciales y cambiar de forma radical, nuestro modo de vida.

Aunque es cierto que la educación virtual venía desde hace algunos años cobrando fuerza, esta pandemia nos demostró que falta mucho camino por recorrer, para poder enfrentar plena y satisfactoriamente, esta nueva normalidad.

Sin duda uno de los sectores más afectados es el sector educativo, que desde el nivel básico al superior se ha tenido que adaptar a este monstruo tecnológico, dejando al descubierto la gran desigualdad existente en México y el mundo. 

El acceso a la tecnología digital ha sido la herramienta más utilizada por la población mundial, para poder hacer frente y sobrellevar los fuertes impactos derivados de la pandemia por covid-19. 

Miles de estudiantes sin acceso a internet, a un instrumento tecnológico propio que le permita hacer frente a una nueva normalidad, las malas condiciones de las redes, profesores sin experiencia en plataformas para continuar sus cursos en línea, padres sin la preparación necesaria para poder dar el apoyo y guía que el estudiante merece, la necesidad de compartir un equipo de trabajo entre varios hermanos e incluso con los padres y otros miembros de la familia, los cuales también se han tenido que adaptar a la modalidad del home office son algunos elementos que han transformado la vida de las personas en el mundo virtual.

Definitivamente la pandemia por covid-19 nos tomó por sorpresa y hemos tenido que aprender poco a poco y adaptarnos a los cambios en la medida de lo posible, enfrentando las problemáticas de salud, desigualdad y tecnológicas que ya se venían presentado, como lo demuestra la encuesta internacional sobre Docencia y Aprendizaje (talis), de 2018, según la cual, alrededor del 23% de los maestros de América Latina y el Caribe sentían una gran necesidad de capacitación en tecnologías.

Para el secretario general de la Organización Nacional de las Naciones Unidas (onu) António Guterres, “esto podría ser una catástrofe generacional que afectaría a más de un billón de estudiantes en todo el mundo, por lo que será esencial encontrar un equilibrio entre los riesgos para la salud, la educación y la protección de los niños” (2020)

También admitió que este problema se venía arrastrando años antes del inicio de la pandemia, con 250 millones de alumnos en abandono escolar, motivos por los que se tomó la decisión de presentar en agosto de 2020 la campaña internacional llamada “Salva nuestro futuro”, de la cual resaltan cuatro puntos.

  1. Eliminar la propagación del virus y formular planes integrales para la reapertura de los centros escolares:

Conservando las medidas sanitarias y de seguridad de los docentes y menores, poner énfasis en los menores marginados.

  1. Proteger la financiación de la educación y colaborar para atenuar las repercusiones negativas:

Para los gobiernos debe ser primordial proteger los presupuestos para educación. La condonación, el aplazamiento y la reestructuración de la deuda de los países de ingresos bajos y medios-bajos forman parte de la solución que ayuda a los países a invertir en educación. 

  1. Incrementar la resiliencia de los sistemas educativos con miras al desarrollo justo y sostenible:

Ser resilentes debe garantizar el no abandono de los niños y principalmente de las niñas a las actividades escolares, proteger a todos los menores en riesgo.

  1. Replantear la educación y dinamizar el cambio positivo en materia de enseñanza y aprendizaje:

Esta es una gran oportunidad para reinventar la educación (Unesco, 2020).

Para la onu es esencial encontrar un equilibrio entre los riesgos para la salud, la educación y la protección de los niños, por lo que solicita a los países dar prioridad a la educación en la distribución de fondos protegiendo y aumentando presupuestos educativos.

Más de 160 millones de estudiantes latinoamericanos, no han podido regresar a las aulas desde marzo de 2020, tomando las clases por internet, pero sin atender en su mayoría. Un factor muy importante y delicado sobre todo en adolescentes, esto es la salud mental, problema mayúsculo al que, sin duda, nos tendremos que enfrentar una vez que se pueda regresar a las clases presenciales. 

Para Gabriel Torres, egresado de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia, la escuela está hecha para que los niños se puedan desarrollar conviviendo, lo cual quita mucho la clase en línea.

Francisco Martínez, licenciado en psicología y maestro en investigación educativa por la Universidad Veracruzana en México y doctor en ciencias del lenguaje por la Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, España, docente e investigador de licenciatura de la lengua y cultura escrita contemporánea, subraya que la pandemia visualizó una problemática de falta de capacitación tecnológica y abusos de personas que utilizando las redes, ofrecieron cursos para aprender a usar herramientas digitales, sin considerar en su mayoría las necesidades educativas: “Una cosa es enseñar a usar herramientas para video, conferencias o las funciones básicas del entorno virtual de aprendizaje, y otra muy diferente enseñar a diseñar experiencias de aprendizaje efectivo en los contextos virtuales”.

Esto trae como consecuencia una enseñanza tradicional en territorio digital, lo cual no es equiparable de ningún modo. En estos momentos es necesario promover una actualización de conceptos y prácticas educativas que permitan aprovechar el potencial que nos ofrece la cultura digital, con el objetivo de mantener el nivel de audiencia, sin perder la calidez y cercanía con el alumnado; “enseñar a aprender”.

Otra gran problemática encontrada tanto en docentes como en alumnos es que no todos son nativos digitales, muchos tienen únicamente conocimientos básicos de redes sociales.

La educación a distancia debe adaptarse a una periodicidad, es muy distinto al modo de enseñanza tradicional, la enseñanza virtual debe fomentar la autonomía del estudiante, el trabajo en equipo y paquetes digitales que refuercen su conocimiento, aunado a un seguimiento por parte del docente. Lo cual en muchos contextos no se está dando, sobre todo en niveles básicos.

Diana Hincapié del Banco Interamericano de Desarrollo (bid), y Elena García de la Organización de los Estados Iberoamericanos (oei) califican la educación a distancia como una educación remota de emergencia, por lo que demuestran su preocupación por el desarrollo de habilidades técnicas y pedagógicas, para integrar dispositivos digitales a su labor.

Carmen Rodríguez Armenta, titular de la Dirección General de Educación Superior Universitaria e Intercultural (dgesui) menciona que la pandemia por covid-19 afectó a un poco más de 1 560 millones de estudiantes universitarios distribuidos en 191 países, motivo por el cual, las universidades mexicanas comenzaron a realizar 60 mil acciones de apoyo a los estudiantes, registradas ante la sep. Comentó que gracias a la capacitación de docentes en herramientas tecnológicas, se logró dar el cambio radical de la educación presencial a la modalidad a distancia, favoreciendo la continuidad y seguimiento al programa de estudios. También mencionó que “la atención psicológica, médica y jurídica que implementaron a distancia las universidades, fueron un elemento muy importante de contención y de apoyo a sus comunidades”. (Rodríguez, 2021).

En la encuesta realizada por la fundación ProBogotá, dada a conocer en noticias rcn, resalta la problemática de más de la mitad de los estudiantes de la capital, que no cuentan con los recursos tecnológicos necesarios para hacer frente a su año escolar. 

En la encuesta Plan Retorno 2021 realizada en Argentina, sobresale que la materia más afectada para la nueva virtualidad es Matemáticas, los expertos señalan que sólo un tercio de la población mundial ha logrado capitalizar esta nueva normalidad, transformándolo en un aprendizaje positivo.

Antes de la pandemia en Argentina sólo uno de cada dos jóvenes lograba obtener su título secundario, indicador que se verá afectado en los próximos años.

Entre los factores que determinan el uso y acceso a la tecnología en el hogar, sin duda, está el nivel socioeconómico. Aunque en la última década de acuerdo con cifras del último censo inegi 2020, señaló que para el año 2010 dos de cada 10 viviendas, contaba con servicio de internet; para el año 2020, esto se incrementó a cinco de cada 10 viviendas, lo cual sigue generando una enorme brecha de desigualdad, a pesar de los avances. Tres de cada cuatro casas en Ciudad de México cuentan, según la encuesta, con servicio de internet hasta marzo de 2020, mientras en Chiapas sólo una de cada cinco casas, tiene acceso.

El promedio de escolaridad en México es de 9.7 a nivel nacional, el cual debido a las condiciones actuales se verá afectado, ante la deserción escolar esperada, debido a problemas principalmente económicos.

Al ser México un país pluricultural y multilingüe, presenta otro gran obstáculo para el involucramiento de la educación virtual. Hasta el mes de marzo de 2020 se contaba con 7 364 645 de hablantes de una lengua indígena, de los cuales 865 972 no hablan el español. Siendo Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Guerrero e Hidalgo los estados que acumulan la mayor cantidad de hablantes.

Entre las lenguas más habladas están el náhuatl, el maya, el tseltal, tsotsil, mixteco, zapoteco y otomí. Mientras que las menos conocidas son el oluteco, teko, ixil, qaholk, kaqchkel y cucapá.

Otro grupo poblacional de atención prioritaria para la educación, que necesita acompañamiento, es la población con discapacidad la cual representa el 4.9 % de la población con 617 989, de los cuales el 34.7% son estudiantes.

Un gran apoyo que favorece la educación virtual es que el 99% de los hogares mexicanos cuenta con servicio de energía eléctrica.

Otros datos a rescatar del censo son los que hacen referencia a bienes y tecnologías de la información y comunicación, que destacan que el 87.6% de la población cuenta con un refrigerador (necesario para poder ayudar a planificar una alimentación adecuada, que le permita al estudiante desarrollarse de mejor manera); el 91% de los hogares cuenta con televisor, que beneficia y ayuda a visualizar los programas de Aprende en Casa, implementados por la Secretaría de Educación Pública (sep), con la desventaja de tener que adaptarse a los horarios fijos y el ritmo del programa, sin poder tener acceso a la repetición inmediata o pausa para realizar apuntes; el 87.5% de los hogares cuenta con un teléfono celular; el 52.1% cuenta con servicio de internet y el 37.6% cuenta con computadora, laptop o tableta.

Para concluir podemos decir que la educación virtual requiere más y mayor preparación por parte de docentes, padres de familia y alumnos. Es un proceso que sin duda llevará tiempo, pero será necesario. Ya que no podremos volver a pensar en un concepto de educación presencial, sin la tecnología. 

El modelo educativo se deberá transformar en un modelo híbrido, en el cual los gobiernos deben apostar para evitar las desigualdades que impida el desarrollo de la comunidad estudiantil (dotando a todos los alumnos de las herramientas y medios necesarios para su desarrollo).

Es necesario replantearnos la forma de aprender, no se trata de solamente obtener información, se trata de construir conocimiento, de que el alumno se apropie de su aprendizaje.

Es de suma importancia que los alumnos conozcan los beneficios y facilidades del internet y los medios tecnológicos, los cuales le permitirán un mejor desarrollo, que aprenda a proteger su identidad y participe en foros, grupos, y chats de acuerdo con su edad e intereses. Enseñarle a los alumnos la creación de un escritorio virtual, facilitará por completo su navegación.

El papel de los padres en esta nueva normalidad es vital. Es necesario un seguimiento oportuno de las actividades de los menores, el guiarlo a una autonomía responsable, a favorecer su sentido crítico, escuchándolo y dialogando sobre temas de su interés.

El mundo entero vive momentos de crisis económica, social, política, de salud, alimentaria, de empleo que agrava aún más las problemáticas educativas. De toda la población, los niños y adolescentes son los más afectados, ya que se encuentran en pleno desarrollo y necesitan su espacio, individualidad, conocer nuevos amigos y otros panoramas, por lo que debemos privilegiar el diálogo, la lectura, el análisis, los juegos interactivos, los juegos de mesa, el cariño y la armonía.

Aprendamos a utilizar las herramientas digitales, usando los beneficios de la tecnología, buscar la mejor información, entrar únicamente a páginas confiables y verificar los datos recabados antes de compartir alguna nota, tarea o comentario. Un plan de vida y cronograma semanal serán de gran ayuda para no abrumarse y lograr sus objetivos de estudio. 

La salud emocional es un factor importante para el aprendizaje, y los adolescentes pasan por muchos cambios, los cuales se agravan con el encierro, con el robarles aunque sea de forma involuntaria, su derecho a la recreación, a los amigos y a ejercer su libertad. 

La virtualidad en la educación es una herramienta que bien orientada, puede traer grandes beneficios. Es necesario que gobiernos, organismos, asociaciones, padres de familia, maestros y alumnos den seguimiento para que la educación, alimentación y cultura sean prioritarios en las necesidades básicas de cualquier país.